Estoy a punto de dormirme, pero antes de hacerlo tengo que encontrar una estrella para ti.
No sé quién eres todavía, pero sé que querré compartirla contigo. No sé cuándo podré dártela, pero yo ya pienso en la sonrisa que saldrá de tu cara. Quizás sea mañana, quizás sea en tres meses… pero esta noche yo te habré conseguido tu estrella, princesa.
Navegando, sobre el océano, contigo. O quizás sobrevolando los sitios más esperpénticos. Tal vez en un carruaje en Sevilla, o en el mismo Metro de Madrid. ¿Será en el parque de atracciones de Zaragoza, o en un autobús rumbo a Calatayud?
Sé que entonces mi destino estará hecho, porque yo tengo vocación de dar para ti, que estás deseando recibir. Yo recibo todo aquello que no se puede comprar, me alimento de ilusiones, deslizo suavemente mis dedos entre tu imaginación, y cuando llego al centro de tus emociones tiemblo, tiemblo y sonrío. Tiemblo porque me abruma tanta complejidad con la simplicidad que aparentabas cuando te vi por primera vez. Sonrío porque he encontrado un alma gemela, tan parecida y tan distinta a mi...
Buscas la misma paz que yo, buscas la misma simbiosis con la naturaleza, sabes que tú y yo somos naturaleza y por eso también estamos unidos. Nos unen las felicidades, pero cuando no todo es bonito, me ayudas a superar mis miedos, y yo te protejo cuando sobrevienen los tuyos. Yo soy el águila, tú eres una serpiente, una serpiente de agua, porque cuando te enroscas sobre mi sabes que el juego está en no apretarme. Yo tampoco te apretaré, princesa, para así poder llevarte entre mis garras y que veas la faz de la tierra desde otro punto de vista, uno que antes no tenías.
Eres tan preciosa y seductora… tus ojos me paralizan. Ahora mismo podría ser tu víctima, pero no, simplemente mantienes la mirada fija… bien mirado ya no me siento víctima. Si me sigues mirando ya no podría seguir aquí parado. Ese es uno de tus mayores dones, sabes como crearme el deseo y por eso yo estoy aquí ahora, deseándote.
Pero no voy a ir a buscarte, porque no sé dónde estás. Tampoco sé dónde vives. Ni siquiera sé cómo es tu rostro. Ignoro tu nombre, pero no me importa, aquí sigo buscándote una estrella para poder irme tranquilo a dormir.
FIN
PD: es curioso, me salen palabras de amor sin aparente motivo… no me he cansado de amar, y cuando alguien no quiere correspondencia ese amor tiene que ir a alguna parte, o si no el amor se torna primero en añoranza, luego en melancolía, y por último en tristeza. El amor nunca debería llevarnos a la tristeza, sólo debería invitarnos a compartir. El amor es fugaz… pero para mi no. Yo estoy siempre amando. Cuando hables conmigo, en cierto modo te estaré queriendo, no soy capaz de hablar con la gente por la que no siento nada. Sí, me siento con ganas de amar… pero mi amor de momento puede ser amor por las cosas a las que dedico mi tiempo, o por las personas con las que lo comparto sólo cuando lo comparto. Bueno una rayada del copón pero se agradecería algún comentario para ver si soy un bohemio perdido o hay algo en mi aplicable a alguien mas.