El tiempo en Zaragoza

domingo, 13 de febrero de 2011

5 meses en Santander…

…que sin duda han sido deliciosos, inolvidables, inimaginables, sorprendentes, azules, verdes, grises, sencillos, complicados…

Siento al abrir la ventana que lo que respiro realmente llena mis pulmones, y a la vez no necesito abrirla para saberme libre, para saberme feliz.  Estoy solo siempre que quiero, estoy acompañado siempre que quiero, tengo compañeros… compañeros de piso, compañeros de viaje, amigos.

Me levanto por las mañanas y me apetece cambiar el mundo, me apetece aportar algo a esta ciudad preciosa, llena de gente a la vez presumida y discreta… pero siempre amable.  Se me hace raro que no griten cuando hablen, o que se se sientan a veces pobres frente a la nobleza baturra, aunque no nos distinguimos tanto, hablan el mismo idioma y no paran de quejarse de los despilfarros del ayuntamiento y del gobierno de la comunidad.

Sonreír es gratis, ¡y cuántas veces he sonreído aquí!  Tengo mi espacio, tengo mis sueños… pero también tengo mis responsabilidades y realidades…

Quiero quedarme aquí por siempre, en la tierra donde nunca hace frío, en la tierra donde siempre respiras humedad, en la tierra donde un día de sol es un regalo precioso, y un día de lluvia es una fina ducha bajo la que poder pasear como un loco turista desprevenido.

Puedo ser cántabro, puedo ser aragonés, y lo mejor de todo es que las dos cosas son ciertas…

He conseguido superar mis miedos y llegar donde pensaba que no podía, aunque me quedan muchas metas por alcanzar…  aquí estoy yo, y pienso seguir disfrutando de todos estos días, que vivir ya no es una continua batalla, vivir es trabajo y alegría.