El tiempo en Zaragoza

jueves, 1 de mayo de 2008

Los hombres también lloran

Pues he trabajado en mi mente para intentar madurar durante años. He pasado muchas pruebas de fuego, y resurgí una vez de mis cenizas cuando quería dar por acabada mi vida a causa de mi primer amor.

Esta vez quizá el que me da el disgusto es el amor de mi vida, aunque visto lo visto debería reducir su importancia a "el segundo amor".

No sé qué me da más rabia, si que las cosas no sean como antes, o que yo no sepa adaptarme a las nuevas situaciones.

Los Sinfu, mi grupo de música, dejamos clara esta situación en unos versos: "Ya no eres aquella niña que solía proteger, ha pasado tanto tiempo que nuestro amor ya... no... va a volver"

De lo único que me siento orgulloso ahora mismo es de haber abierto los ojos y haber visto lo que durante año y medio que hace desde que ella cortó conmigo no he sabido ver, que es la sencilla verdad de la canción.

Erika, de verdad, ya no sé que contarte que no te haya contado ya, porque hablo contigo y veo y sé que eres otra persona distinta a aquella que conocí, y no sé si me interesa esforzarme para crear un vínculo partiendo desde cero, con una persona con la que parto desde cero.

¿Vuelvo a estar anclado en el pasado? Probablemente. La cosa es que en un abuelo esto sería razonablemente normal, pero yo sólo tengo 22 años, y no sólo tengo toda la vida por delante, sino que si me lo curro, puede llegar a ser tan apasionante o más como la de cualquier otra persona.

Me arrepiento de haber dado el paso que siempre doy para autofragelarme, intentando ir hacia ti, Erika, pero aquí dejo por escrito que no voy a volver a cometer ese error. Lloraré las penas lo que haga falta.

Vaya golpe... pero lo peor es que no sé cómo encajarlo. Todavía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario